Ello genera así mismo la posibilidad de la autoadministración: el usuario puede consultar el material cuantas veces requiera, en el momento que pueda hacerlo y al ritmo que desee, promoviendo con ello competencias orientadas hacia el autoaprendizaje.
Estas aplicaciones pueden incorporar contenidos multimedia en diferentes formatos como texto, imágenes, animaciones, audios, videos, etc. Y no requiere necesariamente de la utilización de un Sistema de Administración de Aprendizaje o LMS, ni de ninguna otra plataforma especial.
Los tutoriales se pueden distribuir en soportes cerrados como CDs o DVDs –como tradicionalmente se hacía- o pueden publicarse en Internet obteniéndose así economías significativas por evitarse los costos de reproducción y distribución.
En la mayoría de los casos los multimedia educativos brindan posibilidades
múltiples de navegación y poseen un tratamiento de los temas con varios niveles
de profundidad, ofreciendo a los usuarios acceso a los contenidos de manera
lineal e hipertextutal.
Es un recurso que puede tener múltiples propósitos
formativos. Tiene la posibilidad de emplearse como:
- Recurso único de capacitación o formación
- Componente de reforzamiento o complemento
- Fuente de consulta